Mi Viaje - Parte V

Allí, en el parque, estuvimos un par de horas más y cada uno de sus amigos empezaron a irse. Pero nosotros veníamos con Marg y ella se nos había desaparecido. Decidimos esperarla y claro estábamos juntos nada más importaba. Sus besos seguían siendo elixir para mi. Ya era tarde y Marg no aparecía por ningún lado. Teníamos que llegar con ella a su casa. Clara empezó a preguntarle a las pocas personas que ya quedaban si la habían visto y los pocos que afirmaron verla dijeron que se había ido con un man. En ese momento teníamos un gran problema, pues la dueña de la casa donde nos íbamos a quedar estaba desaparecida y para llegar a la casa de Clara debíamos esperar a que fueran las seis de la mañana que sube el primer bus por Palmas (Eran las 4:30am). Y para terminar de completar nuestra noche, yo no había sacado toda la plata de la maleta y estaba con tres mil pesos entre el bolsillo.

Nuestras opciones no eran muchas. O Marg aparece o nos tocaba irnos para la casa de Clara. Aunque al comienzo a ella no le gustó mucho la idea de irnos para su casa, luego se convenció que no teníamos nada que hacer hasta que Marg apareciera. Así empezamos a caminar por la avenida el poblado hacia San Martín por donde pasaba la ruta del bus que nos llevaría. Mamado como estaba duramos caminando hora y media por esta avenida desolada. Le cedí mi chaqueta porque helaba. A mi poco me importaba el entorno, estaba con ella, abrazados y de vez en cuando nos dábamos picos exquisitos. Nos reímos mucho en ese trayecto. Se burló de mi timidez, me burle de la de ella y los nervios evidentes que en London se hicieron tan visíbles. :D. Fue un hermoso amanecer entre sus brazos, aunque fuera caminando.

Se dieron las 6 am y tal y como Clara lo había dicho, en San Martín llegó un bus viejo y repleto. Comenzamos a subir en el bus con destino a su casa. Durante el trayecto ella recordó que no llevaba llaves, pero se tranquilizó al saber que la empleada estaba. Llegamos, nos bajamos del bus y comenzamos a caminar (DE NUEVO) por una subida pendiente y bastante curva. Ella me dijo: "Entremos por aquí" una trocha más vertical que horizontal y teníamos que pasar por entre una puerta bastante estrecha que rechinaba. Al cruzar la puerta vi un hermoso pastal verde y una casa amarilla con grandes ventanales que permitían ver el interior una sala. Era una casa muy grande y muy bonita.

Tuvimos que despertar a la empleada para que nos abriera. Entramos y yo ya moría de frío, del sueño, del hambre. Me invitó a seguir y la idea era dormir. Entramos a su cuarto donde habían dos camas y un televisor. Clara me ofreció la cama de su hermana y ella se acostó en la suya. Por fin podía descansar, cerrar los ojos, dormir en una cama. Se me quitó el sueño de saber que tenía el amor de mi vida al frente. Del deseo. Y a Clara le pasó lo mismo. En esos momentos de silencio pensé mucho en cómo decirle si nos podíamos arrunchar juntos. Pero lo único que se me ocurrió, aunque era realidad, era que moría de frío. Accedió y me invitó a su cama.

Con todo ese deseo encima. Juntos en la cama nos abrazamos de frente y comenzamos a besarnos. Las cosas realmente empezaron a calentarse, y yo por dentro pensaba. "JUEPUTA no tengo un condón". De repente Clara se detuvo y me dijo: "Tengo que contarte algo" - Yo bastante inquietado le respondí: "Dime" - Clara continuó: "Lo que pasa es que soy virgen y no se si te importe". Su susto era evidente, tenía miedo del rechazo, pero yo no le ví problema y le respondí: "y eso por qué me ha de importar? Todos alguna vez lo fuimos y me encantaría que te sucediera conmigo".

Me abrazó con más fuerza, y nos besamos increíblemente. Comenzó a quitarme la camiseta en medio de los besos. Yo le quité el saco que tenía puesto y su blusa blanca de tiritas delgadas relució. Desabroché su pantalón. También el mio. Se movía sobre mi de una forma maravillosa. Le saqué la blusita. Me besó el pecho y comenzó a sacarme el pantalón. Cuando terminó yo le saqué el de ella. su cuerpo era más hermoso que lo que había imaginado. Tenía unas tangas diminutas y demasiado excitantes. Le quité su brassier y sus senos perfectos se quedaron en ese mismo lugar. Definitivamente Dios pudo demostrar en esta hermosa mujer todo el poder de la creación.

Comenzamos a movernos, ella en tangas, yo en boxers y nuestros cuerpos subían la temperatura de cada uno. Yo por encima de sus tangas y mis boxers, podía sentir cuan húmeda se encontraba. Yo también estaba demasiado excitado, pero mi grado de responsabilidad pudo más y en ese momento, en el que ya no soportábamos más estar lejos el uno del otro, en ese preciso momento en el que se iba a consumar nuestra primera vez juntos decidí frenar en seco yo. "No puedo, no tengo condón"

Los dos nos miramos y entendiendo la situación simplemente decidimos abrazarnos como estábamos, besarnos y quedarnos dormidos.

Fueron casi 4 horas de sueño entre sus brazos, desnudos como habíamos quedado. En su cama, encerrados. Cuando de repente una voz femenina que yo no conocía llamó a la puerta. "Clara María abre por favor"