11 julio, 2010

Volver



Subí a esa inmensa máquina de vapor, me paré en la popa y vi como el barco se alejaba con miles de manos levantadas despidiéndonos desde la orilla de este continente. Saqué mi puro, lo llevé a la boca y lo encendí con unos cerillos que tenía guardados en el bolsillo izquierdo de mi vestido, siempre junto al corazón que arde desde que partí.

Encendido el puro, suspiré y comencé a divagar.

Faltaban algunos días para llegar a ese puerto viejo que me había despedido hacía once años, ese puerto que me dejó partir siendo un joven aventurero del mundo y que cuando me vea se dará cuenta que la vida ha golpeado lo suficientemente duro para haber dejado la aventura, los pantalones cortos con tirantes y convertirme en un hombre que ahora viste de traje, los mismos tirantes pero que devengó miles de salarios y trabajo muy duro para solamente poder sobrevivir en tierras extrañas.

Volveré a la casa de la vieja y el viejo, que me lo dieron todo y que nunca compartieron mi espíritu aventurero que me trajo hasta acá solo para hacerme crecer. Volveré a esa calle agrietada, vieja y adoquinada que conducía a la casa donde vos vivías. Vos, ese fantasma que tanto me acompañó durante años, que me escribió cada semana y con quien las letras iban y venían al sentarme frente a la vela, con la pluma en una mano, la tinta en la otra y la hoja en frente, en blanco, lista para ser escrita y ella poder contarte todo eso que mi corazón sentía. Así pasaron los años y llegó el momento que siempre temí, fueron duros los momentos cuando leía tus letras que me hacían sentir en casa, pero que me anunciaban fríamente de tu nuevo amor.

Así, todo pasa, la vida continuó y ahora que regreso mirando el horizonte desde este viejo barco de vapor simplemente recojo los pasos que dí en estas tierras y eso fue parte de todo un pasado que ya no volverá. El agua salpica pero no se queda, el barco sigue avanzando en su camino y pronto llegaré a la tierra firme que revivirá algunos viejos sentimientos. Dios, no quisiera regresar! Pero mi familia me espera para que este fin de año sea especial, el tiempo se acaba para los viejos y tengo que estar allí, con mi única familia.

Afirmé mi sombrero de paño fino y con la maleta de cuero en la mano, en el borde de la rampa de descenso miré al cielo y pensé: "Que se haga tu voluntad, Señor"

Y así fue mi volver.

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Es muy posible que se lea mejor con esta otra versión de esta canción


¡¡¡ Juzguen ustedes !!!

4 comentarios:

  1. Es cierto, a veces es màs fàcil irse que volver.
    Y sobre todo enfrentar que todo ha cambiado.

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  2. Volver nunca es fácil, representa afrontar todo lo que te hizo partir
    La canción.....Perfecta!

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  3. Lo bonito de volver es re-encontrarse con lo viejo y volverlo nuevo....ese puede ser un secreto para sentirse bien en la vida :) well done!

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  4. Me encanta como describes cada escena y permites que uno se pinte las imágenes en sepia. Un abrazo

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