17 enero, 2011

Canta'o y baila'o

Andalucía, Andalucía hace una vida que no venía a visitarte, desde esa trágica noche en que abordé ese avión, decidí que mi destino estaba lejos de esa caprichosa que me torturó tantos años como mi corazón pudo aguantar. De nuevo en tus plazas y ese aire flamenco, ese aroma de baile y danza de felicidad en las calles, tus calles culturales, tus plazas llenas de aplausos y taconeo...

Habíamos llegado a nuestro hotel, los viajes con mi vieja esposa ahora eran diferentes, la edad nos había hecho más precavidos y hasta la comida en el hotel la teníamos calculada para que fuera algo que no afectara nuestra edad, habíamos compartido muchos años juntos y podíamos comer ya muy poco, ser viejos y recorrer el mundo por última vez a su lado tenía que llevar varias precauciones...


Salíamos a caminar todas las noches por las oscuras calles de las ciudades donde parábamos. Íbamos a lugares de fiesta y baile, lo nuestro toda la vida fue la rumba y ni de viejos íbamos a dejar de hacerlo. Esa noche llegamos a una plaza  dónde dos jóvenes tocaban majestuosamente un par de guitarras y una hermosa joven de un largo vestido de visos rojos y perlas blancas ceñido a ese cuerpo bailaba en frente de ellos y del otro lado una cantidad de transeúntes disfrutando de sus movimientos, nos detuvimos en frente de ella. No quería quitar los ojos sobre su cuerpo, no quería dejar de mirar ese hermoso rostro que me recordaba a alguien, pero que había pasado tanto tiempo desde la última vez que  el recuerdo se hacía difícil de mantener. Abracé a mi hermosa vieja esposa  crucé sus brazos con los míos y con un pase imponente la giré... Comenzamos a bailar como si fuéramos expertos baila'ores, era algo improvisado pero la gente a nuestro alrededor comenzó a hacernos escenario, aplaudir y a construir en esa plaza una pequeña tarima circular en la que tu y yo dimos esos pases de flamenco que sentimos en cada una de nuestras fibras, recorrí tu cuerpo con mis manos mientras bailábamos y ese crespo, enredadísimo cabello rojo que acaricié dando vueltas y vueltas, ya no importó la edad, ya no importó la vida...

Éramos y siempre fuimos tu y yo...

Que rico bailar a tu lado...