“Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.”
William Shakespeare
Dijo Julieta antes de suicidarse “¿Qué es esto? ¿Es una copa en la mano que tiene mi amor muy prieta? ¡Es veneno lo que causó su prematura muerte! ¡Ingrato! ¿Has apurado todo el néctar y no has dejado ni una sola gota para que yo pudiera acompañarte? Voy a besar tus labios; quizás en ellos quedan restos aún de la ponzoña para poder morir reconfortada”.
Desde que en el colegio nos ponen a leer literatura, más allá de Disney, son muy pocas las historias de amor que tienen un final feliz. La tragedia nos marca el recorrido histórico de los grandes amores. Paris y Helena de Troya; Ulises y Penélope; Marco Antonio y Cleopatra; Calisto y Melibea y Romeo y Julieta. Pero a pesar de esos finales que nos arrancan lágrimas y nos producen un inmenso dolor por la perfección perdida, nos han enseñado que si es amor, duele.
Tiene que doler.
El amor no se entiende, no se explica, no se piensa. El amor se siente. Sin motivos ni porqués. Y los grandes escritores entienden eso. Escriben para que los mortales lectores soñemos, nos transportemos, lloremos, riamos, nos sintamos identificados o deseemos, así sea por un corto momento tener aquello que narran sus palabras. Pero al mismo tiempo nos general envidia, rabia, ira, frustración. Nos volvemos bipolares cuando las leemos.
Y “Mil ParaSiempres” no escapa a eso. Al recorrer sus líneas, nos volvemos parte de ellas. Queremos avanzar rápido. Saber en qué va a terminar. Nos emocionamos con sus protagonistas, suspiramos.
Pero va más allá.
Yo en lo personal me enamoré. O mejor, esta historia me enseñó que el amor es simple. Que no hay que pensarlo. Que todo se basa en lo que sentimos, que todo crece con cada detalle, que la incondicionalidad es lo que vale. Vivir por otro, ese otro perfecto, esa persona justa. Sin analizar las posibilidades de fracaso, sin ver los hoyos negros. Y, como con Romeo y Julieta, recordé que sí es posible querer morir de amor, por amor o a causa de él.
Es una real historia de amor. Nos invita a lanzarnos al vacío, a sentir sin límites… a creer. De eso se trata “Mil ParaSiempres”, de ayudarnos a recordar que hemos amado.
Por: NATALIA MARENCO HURTADO
Buen post de naty, buen blog camilo como siempre un gusto pasar por acá...Abrazo fuerte para los dos y que viva siempre la iniciativa de los blogs..Estos son pedacitos que se regalan a las personas para que sueñen desde las letras de otros.
ResponderBorrar