03 enero, 2010

La tercera cita - Parte I

Volví a Bogotá. Entré a la ciudad a la 1am. Ese frío que corroe los huesos se hizo presente al bajar del bus. Agarré mi maleta y tomé un respiro profundo provocado por tener que volver a la realidad, esa que nos ponía de nuevo a mil kilómetros de distancia. Montado en el taxi de camino a mi casa desde la terminal pensé en lo perfecto que todo podría ser si estuviéramos en la misma ciudad. Tenía muchas ilusiones con ella y en mi rostro se reflejaba cada sensación con la que volví de Medellín.


Esa semana tenía muchos trabajos por entregar en la universidad. Mi responsabilidad era alta porque estaba en parciales de primer corte. No iba a ser fácil, pues el cansancio apremiaba y no permitía que yo estuviera en el 100% de mis capacidades.


La desconcentración era total. No paraba de pensar en sus manos, en su mirada, en sus labios sobre los míos, en su cuerpo. Dios, creo que nunca me había sentido así. A pesar de esto, me iba bien en los exámenes, en los trabajos. Pero era difícil.


Ella, allá en Medellín, me dijo que quería venir a Bogotá para semana santa (que sería 15 días después de mi viaje). Y esa idea me encantaba porque además de pasar tiempo a su lado, iba a estar para mi cumpleaños. El día número 100 del año. Nos encantaba hablar del tema por teléfono, conversar acerca de lo que podíamos hacer cuando estuviéramos juntos nuevamente. De los sitios que visitaríamos, de las cosas que haríamos. Eran ilusiones tras ilusiones, construyendo sueños juntos.


Todo se fue dando. Ella consiguió los tiquetes aéreos para su viaje y llegaría el día del cumpleaños de mi hermana (seis días antes del mío). Yo conseguí plata e hice más o menos una lista de cada cosa que juntos podríamos hacer. Le comenté a mis viejos acerca de su viaje y cómo serían las cosas cuando ella llegara al apartamento. Ellos me hicieron muchas preguntas acerca de ella y la relación que veían, estábamos empezando a tener. Aclarado todo no hubo ningún problema y accedieron para que ella pudiera quedarse con nosotros esa semana.


Así pasaron los días entre llamadas deliciosas, correos con sentimientos inigualables y muchas sonrisas e ilusiones que juntos tendríamos que cumplir.

5 comentarios:

  1. Oh por dios... esto se va a poner muy intenso... Qué emoción, otro viaje!!!!

    Quiero ver el interrogatorio en la sala de los papás de él cuando ella llegue!!!

    Nos tenías muy negreados con esto de no postear antes!!!
    Tnks!

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  2. Que emoción! Otra vez juntos! Y después de todo lo que quedó pendiente en Medellín!!!
    Muero por saber que va a pasar con tus papás cuando ella esté en tu casa....Que intriga!
    Ahora solo falta que nos hagas esperar 15días para saber el resto....
    Y como siempre....Amo esta historia!

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  3. quiero la próxima parte YA!! :D que emoción

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  4. Que dolor tan grande esa despedida... a pesar de las promesas de no estar tristes... siempre se sentirá ese vacío en el corazón.
    Pero siempre existirá esa ilusión de volverse a ver... de volverse a tomar de las manos muy pronto y recoger con besos las lágrimas de la ausencia....
    Poco a poco las cosas van tomando forma y encausándose, no hay que tener afán .... si hay un Dios en el cielo, él sabe como acomodar la vida.
    Que suerte volverse a ver tan pronto! Ojalá y sean días muy felices!

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  5. Que bien la relacion se consolida, se cultiva con esa distancia, muestra de que el amor cuando es verdadero supera todo, hasta ahora color rosa, a que hora dejo de serlo?? esa es mi verdadera intriga.

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