22 junio, 2010

Guerra

Época: Finales de los treintas


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La juventud comenzaba a escapar de entre mis manos, veía el reflejo de mi rostro en el agua y no lo podía negar. Había pasado mi época de tranquilidad y juerga. Ya vestía de pantalón formal, tirantas en "Y", camisa de cuello bien hormado y una boina que cubría mi cabello. Eran tiempos de guerra, frios y escuetos, la paz se había perdido por la región, aunque aún no había arribado a este pueblo alejado de las máquinas ruidosas que llaman autos y de las estructuras gigantes que llaman empresas. Frente al lago de esa gran casa era donde merodiaba día y noche luego del jornal diario, fue donde me sorprendió el ruido, las armas y los invasores del denominado ejército opositor.


Bombas, soldados, balas, gritos, armas, aviones y cuanta maquinaria de muerte habían cargado los dos pelotones que enteros se apostaron al rededor de un lago que tenía una visión perfecta al valle. Nada entraba o salía de este valle sin ser visto desde el lago.


La casa hasta esos días nos perteneció, ahora era parte del ejército que luchaba por recuperar el estado. Los empleados trabajaron duros jornales hasta ese día, ese nefasto día en que les fueron entregadas las herramientas de la muerte, su misión: no permitir que el ejército enemigo cruzara al valle, si así fuera, la guerra estaría perdida y el estado sería de ellos.


Mi vida se convirtió en noches de explosiones y durmiendo en barracas, tenía que cuidarle las pelotas a un comandante para que el otro no pudiera recuperar este terreno... Un terreno que le pertenecía a mi familia y que muy seguramente al terminar la guerra le pertenecería a algún general por su "gran labor durante la guerra".


Yo no pertenecía a esto, no sentía esto, no quería vivir esto. Respiraba paz, respiraba amor, respiraba felicidad y ahora solo a mi alrededor hay muerte y desolación...


Se levantó y luego de pensar todo esto en una noche fria, tomó su rifle y se dirigió hacia la casa donde dormía plácidamente el Führer. Entró hasta su cuarto y le gritó "TODO ESTO ES MIO MALDITO HITLER" y le disparó, mientras entraba toda su guardia personal a aquel cuarto y al ver la escena, tratando de impedir que esa bala tocara al Führer, dispararon al unísono contra su humanidad.


Hasta ahí llegó un chispazo de locura.


2 comentarios:

  1. Te extrañaba por estos lados!!!! Cómo haces para transmitir sentimientos... Cuántos de estos héroes necesitáriamos para acabar con tantas injusticias!!? He ahí el valor del sacrificio!!!

    Vi la obra, y es impresionante.... Lloré mucho en ese pedazo que referencias!!!!

    Gracias por volver con tus historias!!

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  2. Muy fuerte!
    Pero era algo que Él debía hacer, por su familia, por su honor, por su orgullo!

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