16 agosto, 2011

Vuelvo a respirar vía @state_0f_mind


n0ta del autor: Simple, una de las bloggeras que más me gusta.
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Era un bar cualquiera. De esos que había dejado de frecuentar desde que terminó con él. Y eso ya hace bastante tiempo. Digamos que tuvo una tusa de esas horribles, que no solo le quitaron el sueño, sino también las ganas. Las ganas de comer, de salir, de hablar. Era un ente.

Sus amigas intentaron de todo para subirle el ánimo, hasta que entendieron que este era uno de esos casos en los que el tiempo lo cura todo. Pero el tiempo se había demorado. Así que pasaron de la comprensión a la agresividad intensa.

En esa ocasión decidió aceptarle la salida a sus amigas, porque era la única forma de quitárselas de encima.

La música estaba bien. No le disgustó el ambiente del sitio, y había gente chévere. “Debo aceptarles que ha podido ser mucho peor”, dijo a sus 4 amigas en medio de un Martini.

-          ¿Si vez que no era tan complicado?
-          Es que ella pretendía vivir enterrada en su propio dolor
-          Yo sí creo que año y medio encerrada es demasiado. No sé cómo enloqueciste.
-          Que angustia, creí que no ibas a salir de ahí.

A la primera frase se desconectó de la conversa. Fijó su mirada al fondo del bar y lo vio. Sintió sus ojos derretirse, y sus manos temblar. Su principal reacción fue entrar al baño. Y todas sus amigas detrás

-          Pero qué pasó?
-           Ahí está él!
-           ¿Quién? Preguntaron en coro
-          Juan Pablo!!!
-          No puede ser!
-          Siiiii. Sí es.

Y comenzó a llorar a cántaros. Cuando su Camila, su amiga más cercana la levantó del brazo y la sacudió.

-          Mira Juliana. O dejas de llorar y sales de este puto baño de una vez, o no sé que va a pasar. Ya estoy mamada de solo oírte llorar y lamentarte porque ese huevón te echó. Acaso dónde quedó tu autoestima!!!
-          No puedo
-          Pues te va a tocar porque no te voy a dejar ir de este bar hasta que no te compongas.

Y todas corrieron a agarrar maquillaje y a solucionar el caos ocasionado por las lágrimas.

Se sintió tan idiota que tomo aire y se compuso. Salieron las cinco sacando pecho, valientes, a enfrentar el enemigo.
Terminaron sus tragos y comenzaron a coquetear. Todas menos Juliana sacaron sus mejores miradas. Y comenzaron a caer. Cada una iba consiguiendo parejo. Hasta que le llegó uno a Juliana. Un churro de esos que uno sueña. Alto, ojos miel, piel perfecta, manos suaves. En fin, no era tan complicado salir a bailar con él.

Bailó con él. Había perdido a su ex de vista. Estaba tranquila.

El recién conocido resultó ser divertido, buen bailarín… con hermosa sonrisa. Sintió que algo se movió. Y fue como si ese click hubiera sido una alerta para el ex.

Se acercó a la mesa.

-          Hola Juli. Tiempos sin verte.
Ella lo miró con odio.

-          Hola Juan Pablo. Te presento a Andrés.

Andrés entendió el juego.
-          Mucho gusto. ¿Vamos a bailar, linda?
-          Claro. Permiso Andrés

Solo fue oír eso, para que comenzara a tomar en la barra solo, mientras ella se divertía.

A la salida, iban abrazados, llenos de risas, cuando se les atravesó un borracho. Se paró en frente de la pareja recién conocida y se arrodilló.

-          ¿Será posible que me perdones algún día por haber sido tan idiota?

Juliana no cabía de la sorpresa. ¿Un año y medio le había tomado pedir disculpas?

-          ¿Perdonarte? ¿Para qué necesitas mi perdón? ¿Acaso pensaste en eso cuando decidiste acostarte con Adriana? Ya no sirve de nada!
-          Pero no he dejado de amarte.
-          Mierda, pura Mierda!!! Vámonos Andrés.

Dieron la vuelta y caminaron hacia la esquina sin prestarle atención a los gritos de ese borracho.

-          ¿Qué fue eso?
-          Con Andrés terminé hace año y medio, y superarlo me costó un montón. Se acostó con una mujer que yo conocía. Me dolió. Hoy es la primera vez que salgo después de eso. Y mira el desastre.
-          Entiendo.

Se miraron a los ojos, se tomaron de las manos. Solo en ese momento entendió que no lloró. No estaba alterada. Tomó una bocanada de aire frío y sonrío. Se dio cuenta que era en 600 días era la primera vez que respiraba.

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