12 junio, 2013

Comenzar de nuevo - Parte IV

Viene de acá
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Y luego de  ese saludo tan característico, una seguidillas de preguntas acerca de Andrea. Tan solo la había  mencionado como parte de alguien que se había cruzado en mi vida como una salvadora y ahora, quien sabe qué escena de celos tenía montada en la cabeza. "¿y quién es Andrea?, ¿Qué tal lo hace? ¿mejor que yo?..." y así una cadena de inseguridades que sin razón se fueron convirtiendo en un problema que no quería que creciera en su mente. Respondí el correo aclarándole que ella y yo no teníamos nada, que tan solo era una vieja, muy churra por cierto, que tuvo a bien ayudarme en los momentos más complicados que había vivido yo en Francia y que de no ser por ella, yo me habría consumido en un pasado y en un presente del que ya tenía que salir luego de tanto tiempo. Ahora las cosas iban a mejorar y no había sido gracias a Clara, pero si gracias a ese ángel que Dios me había enviado gracias a Andrea. Tal vez me interesaba poco lo que Clara pensara en estos momentos, pero al parecer todo lo que yo le dijera sobre Andrea, iba a ser mal interpretado, pero para voltear la cosa, le pedí que me contara todo lo que había pasado con ella en Argentina, cómo iba la vida, el estudio y si salía con alguien (mordiendomen los labios de la curiosidad), respuesta que obviamente ella evitó enviar, me contó sonbre su estudio y su estilo de vida, sobre sus salidas y sus amigos. Nada sobre alguien en su corazón o que le moviera la vida. 

Los correos en mis tardes europeas iban y volvían más que en las mañanas. Era cuestión de tiempo para que volvieramos al chat. 

A mi me contrataron en la aerolínea y pasaron varios meses trabajando fuertemente (y en los que seguimos enviandonos correos con Clara) y por cuestiones laborales comencé a viajar gracias a la oportunidad que me ponía en la vida. Los primeros fueron alrededor de Europa, eran viajes cortos, de mucha producción laboral y que comenzarían a arrojar grandes resultados. Los siguientes serían a Sur América. 

Ya perdí la cuenta de cuantos correos nos habíamos enviado, tan pronto le conté que iba para Argentina, ella quiso agregarme inmediatamente de nuevo al chat, pero yo no se lo permití, tal vez quiso que organizaramos para vernos. Yo iba por cuestiones laborales y aunque podría cuadrar para vernos, tenía un gran temor de volverla a ver. Era una cita que nos debíamos, lejos de todo y de todos los que nos habían querido separar, pero a pesar del tiempo y de la distancia, el miedo era inmenso.

Recuerdo que hice maletas una tranquila noche de primavera, una noche en la que llegó un correo de Clara diciendome que teníamos que vernos, que ella iría donde yo estuviera y que por favor cuando la viera le regalara un abrazo.

El itirenario era de arriba a abajo por Sur América, primero volví a mi país, luego crucé por los vecinos y luego de una semana en más de 6 ciudades diferentes, llegué al maravilloso Buenos Aires. Yo me quedaría en un lujoso hotel de la ciudad y era lo único que Clara sabía, lo que yo me había encargado de difuminar/embolatar era la fecha de arribo.  Fue por pura protección natural. Quería hacer algunas cosas antes de organizar que nos vieramos, pero sería inevitable el reencuentro.

3 comentarios:

  1. ese man va a terminar agonizando de nuevo.... que vaina tan jodida!!

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  2. Tiene huevo!
    No fue suficiente toda la mierda que comió como para volver a caer?

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  3. Y después se pregunta que por que????? Jaaaaa!!!! Espero saber pronto que pasa con el reencuentro!

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