Viene de acá
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Al aeropuerto. Ya había terminado todo lo que iba a hacer de mi trabajo y podía marcharme lejos. Lejos de sus mentiras, lejos de su cobardía para afrontar la realidad y decirme que yo no era el único hombre en su vida.
Hice todo el trámite de cambio de tiquetes y mientras eso sucedía, recibí cinco llamadas desde el celular de Clara, recibí mensajes y correos electrónicos como si en verdad estuviera desesperada por verme.
Llegó la hora de irme de Buenos Aires, rumbo a mi realidad y sin pronunciar palabra, conmigo mismo y mis pensamientos alrededor del tema, partí.
Fue un largo vuelo, eterno y con escalas.
En Francia me esperaba Andrea, quería que le actualizara de noticias, ella quería saber qué había pasado con Clara en Buenos Aires, si la había visto y si habíamos podido aclarar todo lo que había sucedido en nuestras vidas desde esa última vez que nos habíamos visto en el aeropuerto. Pero no, nada de eso había ocurrido, le conté de regreso a casa, todo lo que había sucedido, el bar, el nuevo novio y todo lo que yo pensaba sobre todo esto. Andrea notó que eso me había destruido y que ella debía hacer algo.
Llegamos a la casa, estaba muerto por el viaje largo y la pensadera que me tenía tan consumido.
Un nuevo amanecer apareció por la ventana, a mi lado, en esa misma cama abrazados habíamos amanecido junto con Andrea, ella había escuchado toda la noche mi lamento. Me di la vuelta y ella aún dormida la miré. Ella lucía distinta, o tal vez mi mirada había cambiado y yo tenía para ella otros ojos, no quería que fuera solo una salida al engaño que había recibido, pero este momento se podía prestar para todo.
Me levanté de la cama sin despertarla y me metí al baño, me arreglé y salí a trotar con el equipo completo (mis audífonos puestos y muy buena música, porque al final, la música debía siempre sonar más duro que este problema en el que yo solo me había metido).
Una hora de ejercicio, volví al apartamento y allí Andrea ya tenía un desayuno delicioso listo para los dos. Revisé mi correo y tenía varios mensajes de Clara pidiendome una hora y un lugar, es más, en Argentina apenas estaría amaneciendo y ella había escrito toda la noche. Cerré mi celular y me fui al comedor del apartamento. Desayunamos con Andrea en silencio, mirándonos como si algo también hubiera cambiado para ella, había demasiada tensión para ser un simple desayuno. Algo definitivamente había cambiado.
Hice todo el trámite de cambio de tiquetes y mientras eso sucedía, recibí cinco llamadas desde el celular de Clara, recibí mensajes y correos electrónicos como si en verdad estuviera desesperada por verme.
Llegó la hora de irme de Buenos Aires, rumbo a mi realidad y sin pronunciar palabra, conmigo mismo y mis pensamientos alrededor del tema, partí.
Fue un largo vuelo, eterno y con escalas.
En Francia me esperaba Andrea, quería que le actualizara de noticias, ella quería saber qué había pasado con Clara en Buenos Aires, si la había visto y si habíamos podido aclarar todo lo que había sucedido en nuestras vidas desde esa última vez que nos habíamos visto en el aeropuerto. Pero no, nada de eso había ocurrido, le conté de regreso a casa, todo lo que había sucedido, el bar, el nuevo novio y todo lo que yo pensaba sobre todo esto. Andrea notó que eso me había destruido y que ella debía hacer algo.
Llegamos a la casa, estaba muerto por el viaje largo y la pensadera que me tenía tan consumido.
Un nuevo amanecer apareció por la ventana, a mi lado, en esa misma cama abrazados habíamos amanecido junto con Andrea, ella había escuchado toda la noche mi lamento. Me di la vuelta y ella aún dormida la miré. Ella lucía distinta, o tal vez mi mirada había cambiado y yo tenía para ella otros ojos, no quería que fuera solo una salida al engaño que había recibido, pero este momento se podía prestar para todo.
Me levanté de la cama sin despertarla y me metí al baño, me arreglé y salí a trotar con el equipo completo (mis audífonos puestos y muy buena música, porque al final, la música debía siempre sonar más duro que este problema en el que yo solo me había metido).
Una hora de ejercicio, volví al apartamento y allí Andrea ya tenía un desayuno delicioso listo para los dos. Revisé mi correo y tenía varios mensajes de Clara pidiendome una hora y un lugar, es más, en Argentina apenas estaría amaneciendo y ella había escrito toda la noche. Cerré mi celular y me fui al comedor del apartamento. Desayunamos con Andrea en silencio, mirándonos como si algo también hubiera cambiado para ella, había demasiada tensión para ser un simple desayuno. Algo definitivamente había cambiado.
no!!! ahora que va a pasar su corazón entre dos amores, amores clara o andrea..
ResponderBorrarBueno por ahí dicen que un clavo....
ResponderBorrarpero pero peerrrrroooooooooooooooo espero que Andrea que es lo máximo no vaya a salir crucificada!!!!
publica rápido el otro
¡No me crean tan marica!
ResponderBorrarAl menos reconoce que el problema se lo creó él solito... Obvio la loca de Clara ayudó un poco apareciendo.
Y no me parece justo que ahora vaya a enredar a la pobre Andrea cuando claramente el man se muere es por la otra loca bipolar
Oh por Diooos! Odiooooo a este man!!!! es que si le hace algo malo a Andrea ! LO MATAMOS! LO ACRIBILLAMOS! porque la viejota es buenísima para él.... ojalá funcione si no! que se devuelva a buscar a Clara! :P
ResponderBorrarNecesito un post nuevo YA!