Desesperada salió de aquél apartamento, llamó a prisa el ascensor del edificio, bajó y se sentó en aquel parque del conjunto en el que todos sus vecinos la veían llorar día tras día por aquel infierno en el que se le había convertido su vida. “Qué pensarías si me vieras así?”. Así fue como comenzó aquella carta que sabía, nunca iba a entregar:
"llevo más de dos horas sentada en este parque llorando y tomando fuerzas para volver a esa que es mi casa, pero solo se siente como un espacio muy grande, vacío, sin vida. Este lugar en el que no puedo ni respirar.
¿Cómo estas mi vida?
¿Cómo son tus días?
Te extraño, como siempre ha sido desde que te conozco y cada vez estás más lejos. Cada vez te siento menos.
¿Sueñas conmigo? Espero que sí."
Cerró sus ojos, secó sus lágrimas, tomó un aire profundo y más tranquila concluyó su corta nota con un "Te amo mi vida" que le salió de lo más profundo de su interior...
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